¿Quién es Marco Porcio Catón, o Catón el Joven?
Catón el Joven fue un político y filósofo estoico de la era de la antigua Roma. Conocido por su lucha contra el emperador Julio Cesar en los últimos años de la República Romana y que se suicidó, cual samurai abriéndose el estómago. Este político y filósofo destaca no solo por su harakiri, cortar el estómago en japonés, sino también por sus principios y cómo los llevó a cabo. Algunas de las lecciones de la vida y muerte de catón son las siguientes:
La vida de Marco Porcio Catón, o Catón el Joven, fue estudiada por George Washington, Benjamin Franklin y sus contemporáneos en la popular obra de teatro de Joseph Addison Cato: A Tragedy in Five Acts. Catón fue imitado, estudiado, despreciado, temido y reverenciado durante dos milenios. Fue soldado, aristócrata, senador y estoico en su época. Catón, el último de una larga lista de senadores y cónsules, quizá el más famoso de ellos Catón el viejo el general que popularizó la frase de “la guerra se alimentara a si misma”,que defendía que los soldados atacaran a pueblos y ciudades en su camino para abastecerse.
Catón el Joven pasó toda su vida a la vista del público como el líder de los optimates de Roma, tradicionalistas que se veían a sí mismos como los defensores de la antigua constitución de Roma, los guardianes del sistema de gobierno centenario que impulsó el crecimiento de Roma.
Catón se hizo una carrera a partir de su firme negativa a ceder ante la presión para llegar a un compromiso y negociar. El suyo era un tipo político poderoso y duradero: el hombre que asciende y ejerce el poder despreciando el poder, el político por encima de la política. Fue una estrategia diseñada para obtener una de dos respuestas de sus adversarios: rendición total o una especie de capitulación moral. Esta estrategia de todo o nada resultó en una aplastante derrota. Catón fue el que más se enfureció por la caída de la República, pero pocos tienen un papel tan grande en llevar a esa caída.
Catón es recordado en la historia como el adversario formidable y exasperante de Julio César. Aunque con el tiempo, el nombre de Catón se ha desvanecido en nuestra era, mientras que el de César no. Quizás ese sea el precio de su derrota política; quizás sus virtudes han caído en desgracia. Lo más probable es que sea olvidado porque dejó poco específico atrás.
Alcanzó el pináculo de la política romana, pero a diferencia de Cicerón, no escribió epopeyas ensalzando sus propios logros. Fue un comandante militar valiente y exitoso, pero no envió a casa fascinantes relatos en tercera persona de sus hazañas como lo hizo César. Estudió y practicó la filosofía con intensa concentración, transformándose en el modelo del estoico inquebrantable, aunque quizá demasiado intransigente, y prefirió que su filosofía fuera vivida antes que escrita; el único escrito de Catón que sobrevive es una breve carta.
La Roma de Catón rebosaba de riqueza de un imperio que parece expandirse cada minuto, y aun así Catón eligió vestirse con el atuendo sencillo y anticuado de los míticos fundadores de Roma y caminar descalzo bajo el sol y el frío.
Los hombres poderosos se adjudicaron villas y viñedos, mientras que Catón prefirió una vida de frugalidad monástica. Los sobornos, los matrimonios estratégicos y los favores ocultos eran comunes en la política romana, pero el voto de Catón fue famoso por su libertad, algo que en varias ocasiones le acabó costando la república que tanto amaba. Todas estas acciones fueron, a su manera, un mensaje a sus conciudadanos, una advertencia de que se habían vuelto fatalmente blandos. Es el tipo de mensaje que no solo se recuerda, sino que también se escucha.
La vida y obra de Catón el Joven
Catón el Joven no escribió una autobiografía, ni dejó una gran colección de ensayos o diarios. Catón el Joven fue un tema perenne para historiadores, biógrafos y moralistas del mundo romano, y como con muchos otros filósofos, el historiador Plutarco proporciona el tratamiento clásico más detallado de su vida. Plutarco fue un biógrafo, magistrado y sacerdote de Apolo griego que adoptó el nombre romano Lucius Mestrius Plutarchus. Floreció durante el reinado de Trajano y es mejor conocido por sus Vidas paralelas de eminentes griegos y romanos, una colección que incluye su vida de Catón.
Es muy probable que la biografía de Plutarco se base en relatos de testigos presenciales de la vida de Catón, y se cree que se basó en gran medida en dos fuentes ahora perdidas. Uno de ellos probablemente fue el Catón de Cicerón, que trata algunos de los eventos políticos más importantes de Catón desde la perspectiva de un hombre que presenció muchos de ellos de primera mano.
La otra era una biografía de Catón de Publio Clodio Trásea, el senador estoico que junto a Rubelio Plauto fue ejecutado por Nerón, que se basaba en las memorias de Musonio Rufo, el compañero estoico de Catón. Las dos fuentes principales de Plutarco parecen haber sido escritas por hombres que conocían bien a Catón: un aliado político y un amigo personal cercano.
Fuera del trabajo de Plutarco, no hubo una biografía completa de Catón durante más de 2000 años.
Lecciones de la vida de Catón el Joven
Las acciones hablan más alto que las palabras
Sigue tu camino
El poder de no temer
El dolor como maestro
El legado
Sigue tu camino
Catón destaca por su apego a sus principios. El político nunca aceptó un soborno, algo casi impensable hoy en día, caminaba con sus soldados en lugar de ir en caballo, dormía con ellos en lugar de tener su propio espacio como otros comandantes.
Demostró poco a poco, a diario, que era alguien en quien se podía confiar, alguien dispuesto a cumplir con su palabra e ideales aun a riesgo de su propio estatus, riquezas e incluso su vida. Su forma de ser convirtió a Catón en el juez por defecto de Roma, y cimentó su posición como el amigo de lo justo. Catón mostró, al precio de su vida, lo que debemos hacer si queremos crear una relación de confianza.
El poder de no temer
El miedo es uno de nuestros mayores enemigos. Nos bloquea, hace que casi todo parezca imposible y convierte nuestro cuerpo en una prisión. Pero Catón sabía que esto no es excusa para dejarse llevar por esta emoción.
En mitad de unas elecciones el partido de Catón fue atacado mientras se preparaban para el gran día. Los atacantes mataron al líder del partido, forzaron a que los otros miembros escapasen con miedo, e hirieron a Catón. En esta situación muchos de nosotros habíamos decidido huir, yo seguramente lo habría hecho, pero el estoico entendía que el miedo solo es algo que nos bloquea y que muchas veces es mental y decidió seguir adelante.
Convirtió lo que creía en actos. Aun después del ataque caminaba sin protección por las calles, porque no aceptaba que alguien capaz de recurrir a un asesinato mereciese llegar al poder. Catón lideró a su partido aun a coste de su seguridad
Personalmente sigo considerando las acciones de Catón como temerarias, aunque sin conocimiento del contexto real ya que las sutilezas del comportamiento de sus rivales y del entorno son algo que solo se puede conocer si lo experimentamos. Pero no cabe duda de que su “temeridad” es una gran demostración de lo que hace falta si queremos que alguien crea en nuestras palabras.
Las acciones hablan más alto que las palabras
De pequeños nuestra inocencia nos lleva a creer todo lo que nos dicen, pero con el tiempo nos damos cuenta de que no todas las palabras son ciertas. Una vez nos consideramos “maduros”, creemos que el poder de las palabras ya no nos afecta tanto, y hasta cierto punto es cierto, ya no nos las creemos del todo. A menos que confirmen algo que creemos.
Pero cuando se trata de palabras, que consideramos verdades, pero que van en contra de lo que cree la mayoría de las personas. Si queremos convencer es mejor usar acciones. Hacer algo le da mucho más peso a nuestra lógica que decirlo. Y esto lo demostró Catón con su conducta y su trágica muerte.
Se sigue hablando hasta hoy en día de Sócrates, no sólo por sus ideas que nos transmitió su alumno Platón, sino también por cómo decidió aceptar su muerte y beber veneno, aun cuando se cree que su sentencia fue injusta. Del mismo modo, se recuerda a Catón por haber muerto de acuerdo a sus ideales, con una copia del Fedon las palabras de Socrates poco antes de su muerte.
El dolor como maestro
El entrenamiento del estoico algo que nos costaría a todos. Caminaba por Roma con prendas que sabía que llevarían a que le ridiculizasen. Subsiste con lo mínimo. Caminaba descalzo sin importar el clima. Superaba sus enfermedades y heridas sin queja alguna.
Todas estas actividades sirvieron para pulirle. El dolor activa el deseo de huir. Luchar contra ese dolor entrena la disciplina y el aguante. La indiferencia ante el dolor es la marca del control de tu mente. Y el control de tu mente es la llave a la libertad, la puerta hacia nuestro camino.
La reputación
Nuestra reputación e imagen pública están fuera de nuestro control. Sin importar cómo vivamos o que queramos transmitir, la interpretación final no es nuestra, sino de cada una de las personas que recibe el mensaje.
Es imposible controlarlo y solo nos queda aceptarlo. Hoy en día seguimos hablando de Catón, pero nadie puede decir si alguna de nuestras interpretaciones se acerca realmente a lo que pensaba el autor y político.
Del mismo modo que Catón no puede controlar lo que pasa después de su muerte, ni lo que pasa ahora, nosotros tampoco podemos controlar lo que piensa de nosotros cada persona, y tampoco deberíamos intentarlo. Dejarnos llevar por la opinión pública solo nos cegara y dificultara que podamos seguir el camino que consideramos correcto.
Al fin y al cabo, lo único que tenemos es el presente, así que desperdiciarlo discutiendo sobre el pasado o el futuro. La única recompensa por la virtud, es la virtud en sí.
Citas de Catón el Joven
“Algunos han dicho que no es asunto de los individuos inmiscuirse en el gobierno – una afirmación osada y deshonesta, que es esperable de nadie más que de un tirano o esclavo. Decir que los individuos no tienen nada que ver con el gobierno es lo mismo que decir que los individuos no tienen nada que ver con su propia felicidad o miseria; que las personas no deben preocuparse sobre estar si acaban desnudas o vestidas, alimentadas o famélicas, engañadas o instruidas, protegidas o destruidas”
“Dame una espada para que pueda liberar a mi país de la esclavitud”
Esta fue la frase que le dijo Catón a su maestro cuando apenas tenía 14 años. Después como adulto, viajaba antes del amanecer para votar cuando tanto él como los miembros de su partido fueron atacados en una emboscada. En lugar de acobardarse por el ataque, que le costó una herida en el brazo, Catón se negó a esconderse y salía día tras día como antes del ataque para demostrar que la política y la voluntad no pueden ser eliminadas con violencia.

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