Cómo usar el Neurociclo

Según la Dra. Caroline Leaf, la mente es energía generada a través de nuestros pensamientos, sentimientos y comportamiento. Esta energía construye pensamientos, que son cosas reales y concretas en nuestro cerebro. Específicamente, los pensamientos son ideas incrustadas con recuerdos de información, emociones y sentimientos físicos asociados.

Estos pensamientos se almacenan en una parte de la mente llamada mente inconsciente. Y si queremos administrar nuestros pensamientos y, como resultado, nuestras mentes, esta es la parte a la que debemos acceder.

Si la mente es energía, la mente no consciente es la central eléctrica. No solo alberga recuerdos y pensamientos; también funciona  e influye en las otras partes de la mente: la mente subconsciente y la mente consciente.

Los pensamientos arraigados en la mente no consciente desencadenan señales físicas y emocionales en el subconsciente. Cuando los pensamientos llegan a la parte consciente de la mente, nos volvemos plenamente conscientes de ellos y se manifiestan en nuestras palabras y acciones.

Esto significa, que para retomar el control de nuestra mente, primero tenemos que ser conscientes de ello. Para  hacer esto, la autora desarrolló el “Neurociclo”, una práctica de basada en 30 años de investigación. El neurociclo se puso a prueba en un ensayo clínico, en el que un grupo experimental lo utilizó para intentar controlar sus pensamientos tóxicos durante un período de tiempo.

 Al final de la prueba, el grupo experimentó menos pensamientos tóxicos y niveles más bajos de estrés tóxico. Y, en general, la depresión y la ansiedad en el grupo se redujeron en alrededor del 80 por ciento. El grupo experimental también informó que se sentía más en control. Y varios otros estudios han demostrado que la sensación de autonomía puede ayudarnos a mejorar nuestra salud física y mental.

Para sacar partido al método del neurociclo, hay una serie de pasos que podemos seguir. Podemos aplicarlos a situaciones estresantes, pensamientos negativos recurrentes, el estrés en el trabajo o las dudas sobre uno mismo.

El primer paso es “Abrazar”/aceptar significa ganar conciencia y aceptación de pensamientos y emociones tóxicos. Debemos empezar por entender lo que sentimos, notando señales de socorro, como la velocidad de los latidos del corazon. 

Después de aceptarlos, los vivimos. Esto implica pensar en ello, para entender la causa de forma que no sea algo externo lo que reaccionamos, sino que se convierta en algo cuyas causas entendemos.

Al reflexionar, su objetivo es entender las razones detrás de nuestros pensamientos y sentimientos. La autora nos recomienda preguntar “¿Por qué?” varias veces para forzarnos a profundizar en las causas. A menos que sepamos que causa algo, es difícil crear una respuesta. Para hacerlo más efectivo, nos recomienda escribir todo lo que vamos descubriendo, de forma que lo podamos externalizar.

El último principio es la reconceptualización, que se basa en adoptar una nueva perspectiva que nos lleve en una dirección más positiva

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