Epicteto sobre nuestra esfera de control

“Controlamos nuestra capacidad de decidir y todos los actos que dependan de este deseo moral. Lo que no es el cuerpo y cualquiera de sus partes, nuestras posesiones, padres, hermanos, hijos, o país – cualquier cosa con la que nos podamos asociar” – Epicteto (Discursos)

La sabiduría viene de entender nuestras limitaciones, más que del conocimiento que podamos adquirir. Si somos capaces de aceptar el poco control que tenemos sobre el mundo, habremos ganado más de lo que nos podría ofrecer cualquier premio o riquezas, porque con ello ganaremos la capacidad de controlar nuestra ira, frustración, e incluso bienestar.

Lo único que podemos controlar, según los estoicos, es nuestra mente. Lo único que requiere nuestra atención, y esfuerzo es gestionar el funcionamiento de nuestra mente y las acciones que derivan de ello. 

Nuestros objetivos y metas no son más que externalidades, y que ocurran o no, está fuera de nuestro control. Y por lo tanto, cualquier frustración que podamos sentir por ello nace más de la diferencia entre nuestras expectativas y la realidad, que como resultado de lo que haya ocurrido.

Si nunca hemos pensado o considerado algo, esto no existe para nosotros y por lo tanto no hay posibilidad de que sintamos frustración o ira. En cambio, en el momento en el que nos percatamos de su existencia, todo parece cambiar. Pero en realidad, lo único que ha cambiado es nuestra percepción, y el suceso en sí, nos debería afectar tanto como nos afectó cuando no sabíamos de su existencia.

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