La realidad y nuestra percepción

Cómo percibimos la realidad es importante, pero ¿qué pasa con la realidad real que estamos percibiendo? ¿Qué pasa si nuestro jefe no tiene apoyo o nuestra carga de trabajo es  pesada? 

Tal vez nuestro camino hacia la promoción parezca estar bloqueado porque, de hecho, está bloqueado. En ese caso, se podría argumentar que el problema no es nuestra percepción de la realidad, sino la realidad misma. Podríamos engañarnos a nosotros mismos para adoptar una percepción diferente, pero eso no cambiaría los hechos concretos, ¿o sí? 

Hay un elemento de verdad en este argumento. La realidad es la que es, y nuestras percepciones la reflejan de una forma u otra. Pero, ¿cómo y por qué lo reflejan cómo lo hacen? Ahí es donde las cosas se ponen interesantes. 

Varios artículos de psicología han demostrado que nuestra forma de ver el mundo aumenta o reduce la dificultad de las tareas, siempre y cuando la diferencia entre nuestra percepción y la realidad no sea enorme. Podemos pensar en ello como cuando nos despertamos y decimos que no queremos ir al gimnasio porque estamos cansados, pero vamos aun asi y vemos que podemos hacer lo mismo de siempre sin problemas. Parecía imposible, pero al intentar hacerlo vemos que solo era nuestra mente jugándonos malas pasadas. 

La misma cantidad de trabajo podría sentirse más liviana o más pesada, dependiendo de si nos sentimos enérgicos o cansados, positivos o negativos. Y ese es un ejemplo de un fenómeno más general. 

Muchos otros factores pueden hacernos percibir  el mismo desafío como más o menos difícil según nuestras creencias, actitudes, emociones, pensamientos e incluso otras percepciones. 

¿Cómo aumentar nuestras probabilidades de éxito?

Podríamos recordarnos a nosotros mismos que podemos sentirnos así porque estamos cansados ​​o en un estado mental negativo. Darse cuenta de esto nos permite buscar soluciones para mejorar nuestra situación. 

Tal vez necesitamos mejorar nuestro sueño o nuestra dieta. Eso nos dará algo de energía extra y la tarea se volverá más manejable. ¿Por qué? Podemos cambiar nuestras percepciones de la realidad, y al hacerlo, podemos cambiar nuestra propia realidad. 

Digamos que empezamos a comer y dormir mejor, y eso hace que nuestra carga de trabajo parezca más ligera. Esto pasa porque nuestra mente ahora tiene más energía, es capaz de hacer un trabajo más pesado. Eso hace que nuestro cerebro perciba la carga como más fácil. 

Esto, a su vez, nos motiva a poner más de nuestra inteligencia, habilidades y otros recursos para lograr nuestra meta. Y eso hace que el objetivo en sí sea más fácil de lograr. Es todo un poco como una profecía autocumplida. Al hacer que nuestra tarea parezca más sencilla, la hacemos más fácil en la realidad. 

Esto se consigue cuando, estamos haciendo algo activamente para cambiar nuestra percepción, en este caso, dormir mejor. Aprovechar el poder de la percepción no se trata del “pensamiento positivo” ni del “optimismo” que defienden muchos proponentes/expertos de la autoayuda. Se trata de hacer cosas que nos permitan ver nuestra situación desde una perspectiva diferente. Nuestro sueño y nuestra dieta son dos ejemplos, pero hay muchos más. 

Disfruta de Nuestros Artículos en tus Redes Favoritas

Únete a cientos de pensadores y recibe ideas de los mejores filósofos directamente en tu email

Diseñados para hacerte pensar

¿Qué es el Ikigai?

Tener un objetivo es necesario para una vida larga y feliz Okinawa, en Japón, tiene…

Leer más