La realidad y nuestra percepción

Cómo percibimos la realidad es importante, pero ¿qué pasa con la realidad real que estamos percibiendo? ¿Qué pasa si nuestro jefe no tiene apoyo o nuestra carga de trabajo es  pesada? 

Tal vez nuestro camino hacia la promoción parezca estar bloqueado porque, de hecho, está bloqueado. En ese caso, se podría argumentar que el problema no es nuestra percepción de la realidad, sino la realidad misma. Podríamos engañarnos a nosotros mismos para adoptar una percepción diferente, pero eso no cambiaría los hechos concretos, ¿o sí? 

Hay un elemento de verdad en este argumento. La realidad es la que es, y nuestras percepciones la reflejan de una forma u otra. Pero, ¿cómo y por qué lo reflejan cómo lo hacen? Ahí es donde las cosas se ponen interesantes. 

Varios artículos de psicología han demostrado que nuestra forma de ver el mundo aumenta o reduce la dificultad de las tareas, siempre y cuando la diferencia entre nuestra percepción y la realidad no sea enorme. Podemos pensar en ello como cuando nos despertamos y decimos que no queremos ir al gimnasio porque estamos cansados, pero vamos aun asi y vemos que podemos hacer lo mismo de siempre sin problemas. Parecía imposible, pero al intentar hacerlo vemos que solo era nuestra mente jugándonos malas pasadas. 

La misma cantidad de trabajo podría sentirse más liviana o más pesada, dependiendo de si nos sentimos enérgicos o cansados, positivos o negativos. Y ese es un ejemplo de un fenómeno más general. 

Muchos otros factores pueden hacernos percibir  el mismo desafío como más o menos difícil según nuestras creencias, actitudes, emociones, pensamientos e incluso otras percepciones. 

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