¿Por qué se está convirtiendo en un problema la soledad?

La palabra “solitaria”, según el Oxford English Dictionary, data del siglo XVI y tiene tres significados: primero, triste por falta de compañía, y segundo, una ubicación que visitan pocas personas, o una situación triste en la que estamos solos. 

Antes del siglo XIX, solo el segundo de estos significados se usaba ampliamente. Casi al mismo tiempo, el término relacionado “soledad” empezó a ganar popularidad. Se trata del nacimiento de un concepto  nuevo, no solo de un cambio de lenguaje. Según la autora, el uso creciente de “soledad” en el siglo XIX está vinculado a cambios sociales. 

Ahora consideramos la soledad como un estado  negativo, pero no siempre fue así. Antes del siglo XIX, estar solo o ser una persona solitaria, tenía ventajas. La autora argumenta que antes eran pocas las situaciones en las que estábamos solos, casi todo requería tener a alguien más, y debido a la religión, incluso si nadie más estaba presente, uno todavía estaba en la presencia de Dios. 

Como resultado, una retirada, de los pocos momentos en los que estamos por nuestra cuenta, se asociaba con frecuencia con una experiencia religiosa positiva. Pero en una sociedad que cada vez nos empuja más hacia trabajar en equipo, parece que cada vez se ve peor el deseo de pasar tiempo a solas.  

Hoy en día, son muchos los libros, como el de Alone Together, que explican que la tecnología no solo no ha solucionado el problema, sino que lo ha agravado. Tenemos un sin fin de personas con las que podemos interaccionar, y tener tantas opciones no solo nos sobrecarga sino que nos lleva a reducir la importancia que asignamos a cada una, lo cual puede dificultar crear relaciones que no sean superficiales. Según la autora, este cambio está relacionado con el auge del individualismo como valor social, en el que todos perseguimos nuestros propios objetivos a expensas del grupo. 

También está el surgimiento del secularismo. Al menos en Occidente, la religión ha perdido su influencia y el concepto de soledad como una forma de sagrada comunión  se ha desvanecido. Es menos probable que las personas se definan a sí mismas en términos de su relación con Dios. En cambio, construimos nuestras propias identidades basadas en nuestras interacciones con las personas que nos rodean, y si faltan esas interacciones, no solo estamos solos en la presencia de Dios, sino completamente solos. Quizás no sea una sorpresa, que la soledad esta empezando a tener un papel cada vez más importante.

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