¿Qué es el ego?

Un ego moderado y saludable es crucial para el éxito en la vida. Nos permite participar en la competencia, convencer a otros de nuestras fortalezas y superar nuestros logros pasados. Sin embargo, con demasiada frecuencia, cuando experimentamos el éxito, nuestro ego se infla.

Nuestra percepción se nubla a medida que la imagen que tenemos de nosotros mismos se eleva por encima de nuestra visión de los demás. Podemos tener la confianza de que nos esforzamos demasiado y pagamos por ello. 

Domesticar nuestro orgullo es un paso crucial, pero ¿cómo lo hacemos?El primer paso, es entender lo que sustenta nuestro ego.

El ego es el deseo de obtener fama y reconocimiento sin hacer las buenas obras que se requieren para que nos lo merezcamos. Aunque el reconocimiento puede resultar de tener éxito, muchas personas intentan volverse famosas antes de lograr el éxito.

Considere la historia del ex presidente de  Estados Unidos, Ulysses S. Grant, que alguna vez fue un conocido general del Ejército de  Estados Unidos. Después de la Guerra Civil estadounidense, se postuló para presidente y ganó. Pero si bien Grant pudo haber sido popular en el ejército, no tenía mucha experiencia en la esfera política. Su deseo de ganar el cargo político más alto a pesar de su falta de experiencia hace que Grant sea el ejemplo perfecto de egoísta.

A diferencia del ego, la ambición se basa en una base sólida de logros reales. Tomemos el ejemplo de William Tecumseh Sherman, un general que sirve en el ejército junto a Grant. Sherman tuvo éxito en su puesto, pero, a diferencia de Grant, no fue un egoísta.

A medida que se acercaba el final del segundo mandato de Abraham Lincoln, Grant y otros líderes militares egoístas estaban decididos a usar su reputación para empujar a la política y competir por el papel de presidente.

Sherman era ambicioso. Mientras que los egoístas persiguen la fama, las personas ambiciosas son impulsadas por la voluntad de sobresalir en su campo, independientemente de si son felicitadas y celebradas por sus éxitos.

Durante las conversaciones con Lincoln, quedó claro que Sherman no estaba interesado en convertirse en presidente. Prefirió seguir trabajando duro en su campo de especialización: el liderazgo militar. Estaba decidido a tener éxito sin concentrarse en obtener reconocimiento por ello, y sabía que el éxito en un campo no significaba que pudiera transferirse a otros.

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