¿Llevamos puestos los zapatos? Podemos creer que sabemos la respuesta. Pero, ¿cómo sabemos que tenemos razón? ¿Cómo podemos estar seguros, por ejemplo, de que no estamos soñando? Podemos creer que esta forma de pensar es una complicación excesiva innecesaria. Sin embargo, no se aleja mucho de como ciertas ramas de la filosofía escéptica abordan el conocimiento.
En este enfoque, incluso el “hecho” más obvio se vuelve problemático. La filosofía escéptica empezó en la antigua Grecia, donde había dos grandes escuelas de pensamiento. Los sofistas que defendían que el conocimiento era imposible, y la escuela de pensamiento pirrónica que usaba el époche, o suspensión del juicio, para evitar sacar conclusiones.
El pirronismo, como el epicureísmo, ve la ataraxia (un estado de ecuanimidad) como el camino hacia la felicidad o satisfacción. El pirronismo emplea epoché (suspensión del juicio) con respecto a todas las proposiciones no evidentes para llevar la mente a la ataraxia. Los pirronistas niegan que los dogmáticos, que incluyen todas las filosofías rivales del pirronismo, hayan descubierto la verdad en verdades no evidentes. Un pirronista argumenta a favor y en contra de cualquier asunto no evidente para que no pueda resolverse, suspendiendo así la creencia e induciendo a la ataraxia.
Los pirronistas fueron contemporaneos de los estoicos, y por lo que ha quedado de la obra de Sexto Empírico sabemos que una de las críticas de los pirronistas era hacia la idea de conocimiento de los estoicos.
Los estoicos distinguían entre impresión, o lo que percibimos, y juicio, o decisión nuestra de aceptar o rechazar lo que percibimos. Por ejemplo, si un amigo que se acerca a nosotros causa una impresión. ¿Es esta, sin embargo, la impresión correcta? ¿Es posible que la persona se parezca a nuestro amigo? Los estoicos creían que solo debían aceptarse las impresiones correctas.
Eso significa que tenemos que esperar hasta que nuestro amigo esté lo suficientemente cerca como para saber si es él. Los sofistas estaban de acuerdo con el enfoque de no decidir, pero rechazaron la noción de que se pudiera demostrar que cualquier impresión es correcta. Podríamos estar teniendo alucinaciones. Podría ser una persona que se parece mucho, o quizá no nos hemos graduado las gafas en demasiado tiempo.
Nunca tenemos forma de saber ni siquiera lo que creemos que sabemos. Los pirronianos fueron aún más lejos en su escepticismo. Para ellos, la afirmación de los escépticos académicos de que el conocimiento nunca puede probarse de forma indiscutible era una forma de conocimiento en sí misma.
Se negaron a involucrarse en el debate sobre si los humanos podían o no alcanzar el conocimiento; de hecho, se negaron a involucrarse en ningún debate. Para el pirronismo, se considera una virtud mantener la mente abierta a todo. Sexto Empirico, es conocido por una frase que más tarde expandió Descartes «No determino nada» y «Quizás lo es y quizás no lo es». Si seguimos el ejemplo de los sofistas, nuestra discusión sobre el conocimiento terminaría aquí. Mientras tanto, los escépticos pirrónicos argumentan que el debate nunca debería terminar, o quizá nunca debería empezar.