¿Qué es la virtud estoica?

Las cuatro virtudes cardinales de sabiduría, moralidad, coraje y moderación se describen como la base de esta filosofía ya desde los inicios del estoicismo. Estas son las virtudes que nos llevan a una vida tranquila en la que nos aceptamos a nosotros mismos y a los demás como ciudadanos del universo y aceptamos con calma los eventos externos que no podemos controlar. 

Templanza

La templanza según Massimo es la habilidad de controlar nuestros instintos e impulsos y hacer lo que debemos. Es la capacidad de entrenar nuestra razón y no dejarnos llevar por las ataduras que hayamos creado a lo largo del tiempo

Coraje

El coraje es la capacidad de tomar decisiones aunque estas sean difíciles. Es la capacidad de crecer, salir de nuestra zona de confort y en el proceso aprender desarrollar nuestra libertad. 

El coraje es la base de la libertad

Justicia

La Justicia Estoica es la capacidad de tratar a los demás como nos gustaría que nos tratasen. Es la capacidad de ser imparcial y tratar a todos por igual sin importar su condición o identidad

Es algo a lo que podemos llegar cuando empezamos a desarrollar nuestra templanza y nuestro coraje.

Sabiduría

Es el conocimiento que desarrollamos a medida que vamos aplicando la templanza y el coraje según nuestra justicia. La sabiduria es el resultado practico de ‘’enfrentar’’ nuestras ideas forma de vida, y camino a la realidad y aprender del proceso

La virtud estoica es la cristalización de lo que aprendemos en el proceso de vivir de acuerdo a nuestros principios. La virtud estoica es poner en practica lo que aprendemos en el proceso de desarrollar nuestro corage y sabiduría y el proceso de desarrollar esta sabiduria con el tiempo

En la práctica, estos ideales pueden ser difíciles de lograr, especialmente en períodos de tanto cambio y tan rápido como en los que vivimos ahora, y el estrés que nos puede causar toda la incertidumbre. 

Pero que algo sea difícil no significa que no lo podamos hacer, y que no merezca la pena. Un gran ejemplo de esto es el de Marco Aurelio, el emperador estoico. 

Marco Aurelio escribió su famosa obra, Meditaciones, como guía personal para recordar lo que es importante en el día a día. El libro de meditaciones nació como un diario, pero sorprendido ante su capacidad de lidiar con los problemas y el caos alguien decidió compartirlo. Entre los muchos problemas a los que se enfrentó el emperador encontramos:

  • Lidiar con uno de los mayores ataques por parte de las tribus germanas
  • Un ataque por la zona de Partia, el imperio oriental con el que compartía bordes Roma 
  • La peste antonina. Un brote de peste que se esparció por toda Roma tras volver las legiones y que acabó con la muerte del coemperador que gobernaba junto a Marco Aurelio, Lucio Vero
  • Una revuelta por uno de sus mejores generales y amigos, que ocurrió mientras luchaba en contra las tribus germanas y que le llevó a dejar a medias su victoria. Lo que se cree que en parte fue una de las razones que llevaron a la caída del imperio romano unos años después.
  • Y ver cómo su propio hijo se convertiría en el emperador que puso fin a la dinastía Antonina, también conocida como “reinado de los cinco buenos emperadores”. Uno de los periodos de mayor esplendor del imperio.

Los estoicos creían que al cultivar nuestro concepto de virtud y ponerlo en práctica, podemos acercarnos a nuestro ideal. No se trata de ser perfecto, porque todos los estoicos admiten cometer errores. 

No es fácil, pero se trata de decidir que queremos mejorar, y poner el esfuerzo necesario para hacerlo día a día y poco a poco. Cada día tomamos miles de decisiones, desde que desayunar, si apagar el despertador, o si ayudar a alguien que parece perdido. No nos damos cuenta, pero con frecuencia se nos da la oportunidad de elegir, y el estoicismo consiste usar nuestra virtud e ideales como nuestro compas, en lugar de elegir cualquier opción al azar o dejarnos llevar por las emociones del momento: este es el camino estoico
Podemos desarrollar el hábito de elegir el autocontrol y posponer la gratificación en lugar de buscar chutes de dopamina rápidos. Marco Aurelio pudo hacerlo y convertirse en una de las figuras que seguimos usando como ejemplo a seguir, y nada nos impide seguir sus pasos.

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