Biografía de Zenón de Citio
El empresario fenicio Zenón zarpó en el Mediterráneo con un cargamento lleno de tinte púrpura tirio. Apreciado por los ricos y por la realeza y de tal valor en su momento que los emperadores sólo permitían usar este color a aquellos en quienes confiaban. El tinte se extraía de la sangre de los caracoles marinos, de los cuales se requieren cientos para teñir una prenda, y lo secaban al sol.
Pero en el trayecto, el barco de Zenon, con uno de los materiales más preciados del momento, se hundió. Nadie sabe qué causó el accidente. Zenón lo perdió todo: barco y carga. Pero en lugar de llorar la pérdida, Zenon la usó como una oportunidad. Según él : «Hice un viaje próspero cuando sufrí un naufragio». El naufragio permitió que Zenón llegase a Atenas, y con ello se convirtió en el padre de la filosofía estoica.
Como con gran parte de la historia, e incluso con las noticias en la actualidad, no se sabe hasta qué punto esta reacción de Zenon es cierta o exagerada. Como dijo Claudio en el libro de Robert Graves “Yo, Claudio”, al referirse a los dos tipos de historia, está la historia de Polio que cuenta cómo ocurren los hechos, y la historia de Tito Livio que usa personajes históricos para transmitir valores.
Sin importar la certeza del acontecimiento y la frase, en este caso, lo importante es la lección que nos enseña, así como el estilo de vida que llevó Zenon después del acontecimiento.
Por voluntad propia, o forzado, Zenon tuvo que aprender a vivir con la pérdida de toda su fortuna y como consecuencia directa o indirecta, se convirtió en uno de los principales filósofos del momento.
Su pérdida momentánea como empresario le convirtió en una de las pocas figuras cuyas palabras e historia perduran por los siglos. No podemos saber si las pérdidas y fracasos en nuestro camino se podrían haber evitado, pero lo que sí que podemos saber es que si dejamos que nos hundan como a su barco, no llegaremos a ningún lado.
En su lugar, si aceptamos la pérdida y seguimos adelante, podremos encontrar un camino que quizá nunca nos habríamos imaginado. En el caso de Zenon, quizá perder todas sus posesiones de golpe fue una forma para aprender a controlar sus emociones, en nuestro caso la lección puede ser diferente, pero lo que nunca cambiará es que depende de nosotros sacarle partido.
Zenon estaba en Atenas cuando se encontró por primera vez con la filosofía de Sócrates y, más tarde, un filósofo ateniense llamado Crates mientras visitaba una librería. Desde pequeño Zenon tuvo la oportunidad de estudiar a diversos filósofos gracias al trabajo de su padre como comerciante. Y de entre todos los que leyó, Socrates fue el que más le marcó.
Una vez en Atenas, Zenon decidió seguir el recorrido que hizo sócrates durante su vida, y preguntar a un oráculo sobre cómo vivir mejor, y la respuesta del oráculo fue la siguiente:
“Para vivir la mejor vida, debes tener una conversación con los muertos.”
Lo que el oráculo buscaba inculcar al joven Zenon, era la importancia de aprender de nuestros antepasados y del comportamiento de los humanos durante los siglos. Aprender de la historia nos permite entender mejor la actualidad, porque siempre existirán ciertas similitudes que podemos usar como puntos de referencia.
Aprender de las personas de siglos pasados nos permite acceder al conocimiento cristalizado de estas personas. El número de personas con las que podemos hablar en nuestra vida es limitado, no solo por el tiempo que tenemos sino por el gran elemento de casualidad a la hora de conocerlos, y la probabilidad de que tengan las mismas preocupaciones que nosotros o una perspectiva similar es ínfima.
Estas influencias cambiaron el rumbo de su vida, llevándolo a desarrollar el pensamiento y los principios que ahora llamamos estoicismo. Según el antiguo biógrafo Diógenes Laercio, Zenón bromeó: «Ahora que he naufragado, estoy en un buen viaje» o, como dice otro relato, «lo has hecho bien, Fortuna, llevándome a la filosofía». «
Zenón empezó su carrera como filósofo en la Stoa Pecile, o pórtico pintado, que estaba ubicado en el Antiguo Ágora de Atenas. Este es el famoso pórtico que dio nombre al estoicismo, que es posible que hayamos escuchado mencionar. Sin embargo, sus discípulos fueron inicialmente conocidos como “zenonianos”, parecido a como consideramos a los discípulos de Platón como miembros de la escuela platónica, y solo más tarde se les conoció como estoicos.
El estoicismo ha evolucionado desde que Zenón empezó a desarrollar la filosofía por primera vez, pero la esencia sigue siendo la misma. «La satisfacción nace cuando nuestra vida fluye», dijo.
Hay varias formas de hacer esto, y la que comparten los estoicos y los budistas zen es la de aprender a adaptarnos. A simple vista, podríamos pensar que la mejor forma de vivir bien es que no tengamos problemas en ningún momento, que podamos avanzar sin obstáculos. Pero esto es probablemente imposible. Incluso si nos pasamos la vida siguiendo la misma rutina, es probable que haya momentos en los que las cosas no salgan como esperamos.
Hay demasiadas cosas que están fuera de nuestro control, y sabemos muy poco de como funciona el mundo como para asegurarnos que las cosas siempre salgan como queremos. Por eso, en lugar de esperar que llegue un punto en el que podamos controlarlo todo, los estoicos, budistas zen y taoístas, optan por adaptarse. Por entender que lo único que pueden controlar son sus emociones, y lo que hacen ahora.
Zenón dedicó su vida a impartir estas ideas, y fue el maestro de los siguientes líderes de esta escuela de pensamiento, Cleantes un boxeador de Asos que dedicó su vida al estoicismo por las mañanas mientras cargaba agua por la noches, y Crisipo, la persona que sentó las bases del estoicismo como filosofía desarrollando su rama metafísica, epistemológica y lógica.
Después de su muerte, los atenienses erigieron una estatua de bronce de Zenón y promulgaron el siguiente decreto, ensalzando a una persona cuyo ejemplo podemos admirar hoy:
«Mientras que Zenón de Citio, hijo de Mnaseas, ha sido durante muchos años devoto a la filosofía en la ciudad y ha continuado siendo un hombre digno en todo lo demás, motivando a la virtud y la templanza a los de la juventud que acuden a él para ser educados dirigiéndolos a lo mejor, dando un modelo a imitar en perfecta concordancia con su enseñanza, ha parecido bien al pueblo, y que así sea, alabar a Zenón de Citio, hijo de Mnaseas, y coronarlo con una corona de oro conforme a la ley, por su bondad y templanza, y construirle un sepulcro en el Cerámico a expensas públicas…»
Filosofía de Zenón
Desafortunadamente, ninguna de las obras de Zeno ha sobrevivido, por lo que nuestro conocimiento de él se basa en el biógrafo Diógenes Laercio, en su obra Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres.
Esto también es cierto para la mayoría de los filósofos de la época. No tener la tecnología de la imprenta, unos miles de años, y todo el caos por el que pasó la zona después durante la caída del imperio romano hacen que esto sea un fenómeno bastante común. Por ejemplo, del famoso Tales, el que se considera como el primer filósofo de occidente, sólo se conservan cuatro frases.
Según Diogenes Laercio, Zenón escribió una obra que desarrollaba su ética para usarla como un sistema político en lo que llamó la República de Zenón, que debería haber sido una obra en respuesta a la República de Platón. Teniendo en cuenta que la República de Platón, podría considerarse como la base de la mayor parte de sistemas totalitarios que se han impuesto en Europa y las naciones afectadas por Europa, sería interesante si hubiese alguna copia del libro de Zenón.
Según Laercio, en el libro desarrolla su ideal de sociedad, que se basaba en el principio de igualdad, en oposición al sistema estratificado platónico. Plutarco escribió sobre la República, que «apunta únicamente a esto, que ni en las ciudades ni en los pueblos vivamos bajo leyes distintas entre sí, sino que debemos considerar a todas las personas en general como nuestros compatriotas. y ciudadanos, observando una misma forma de vivir y un mismo orden, como un rebaño pastando juntos con igual derecho a un mismo pasto”.
Esta breve descripción nos podría recordar a la utopía comunista, una palabra bastante cargada después del siglo XX, que describe Utopía por Thomas Moore.
“En Utopía no hay propiedad privada, las mercancías se almacenan en almacenes y las personas solicitan lo que necesitan. No hay cerraduras en las puertas de las casas, y los ciudadanos rotan la propiedad cada diez años. La agricultura es la industria más importante de la isla. A todos se les enseña y se les exige vivir en el campo durante dos años seguidos, cultivando, con las mujeres haciendo el mismo trabajo que los hombres. Además, todo ciudadano debe aprender al menos uno de los siguientes oficios esenciales: tejido (que en su mayoría es realizado por mujeres), carpintería, orfebrería y albañilería. Hay una simplicidad deliberada en estos oficios; por ejemplo, todos usan el mismo tipo de ropa sencilla y no hay modistas que produzcan ropa fina. Todos los ciudadanos aptos deben trabajar; por lo tanto, se elimina el desempleo y se reduce la duración de la jornada laboral: las personas solo deben trabajar seis horas por día (aunque muchas están dispuestas a trabajar más). More permite que los eruditos de su sociedad se conviertan en funcionarios gobernantes o sacerdotes, personas elegidas por su capacidad de aprender durante su educación primaria. Todos los demás ciudadanos, por otro lado, son alentados a aprender en su tiempo libre.
En Utopía, la privacidad no se considera libertad; las tabernas, cervecerías y lugares de reunión privados son inexistentes, con el efecto de mantener a todos los hombres a la vista, para que estén obligados a comportarse bien.”
CITAS DE Zenón de Citio
- «Es mejor tropezar con los pies que con la lengua». Zenón
- «Dado que solo tenemos una boca y dos oídos, debemos escuchar más de lo que hablamos». De Zenón
- «Tendremos mi cuerpo si ponemos manos violentas sobre mí, pero mi mente permanecerá con Stilpo». Por Zenón de Citio
- «La satisfacción es un flujo positivo en la vida». Zenón
- «Un mal presentimiento es una conmoción mental repugnante a la razón y contraria a la naturaleza». Zenón
- “El bienestar se logra con pequeños pasos, pero no es poca cosa”. Zenón

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