Si nosotros no intentamos vender, nadie lo hara por nosotros

Si queremos que nuestro trabajo  tenga éxito , necesitaremos ser un CEO y un artista. Muchas personas creativas preferirían ser eso y dejar la edición, promoción y marketing a otra persona. Pero a menos que ya estemos generando dinero, eso no va a suceder.

La naturaleza competitiva del mercado no puede subestimarse. Se publican al menos 300.000 libros cada año solo en  Estados Unidos. Para hacer que nuestro libro se destaque, tenemos que hacer más que ser un genio escribiendo. Tendremos que actuar como nuestro propio CEO, ideando estrategias comerciales para nuestro producto.

Aunque la responsabilidad del éxito recae sobre nuestros propios hombros, sin embargo, una crítica externa o una voz alternativa es útil. Una voz suele venir en forma de editor.

Un editor no puede ser un extraño sacado de la calle. Tene que ser una profesional en el campo, alguien en quien podamos confiar para ser honesto con nosotros. Los amigos no son criticos. Los escritores y guionistas deberían recurrir a editores reales. Los músicos necesitarian el consejo de ingenieros de sonido o compositores. Los atletas deben confiar en entrenadores y expertos.

Este último paso creativo, el paso de edición, se descuida. Pero es imprescindible. Hoy en día, To Kill a Mockingbird de Harper Lee se considera un clásico. Pero la novela  empezó su vida como un manuscrito imperfecto enviado a un editor; Tay Hohoff. La crítica de Hohoff fue brutal. Ella exigió que Lee reescribir el texto para que la narrativa fuera más estructurada y coherente. Sin este esfuerzo editorial, no sabríamos quién es Harper Lee.

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