Simone de Beauvoir

Simone de Beauvoir, nacida como Simone Lucie Ernestine Marie Bertrand de Beauvoir, fue una novelista, filósofa existencialista, teórica social y feminista francesa. Nacida en 1908, parece que Simone siempre supo que quería ser escritora, ya que según ella decidió ser escritora cuando tenía 15 años. Estudió matemáticas en el Institut Catholique, literatura e idiomas en el Institut Sainte Marie y filosofía en la Universidad de Paris Sorbonne, donde conoció a muchas de las estrellas intelectuales emergentes del momento. Personas como Maurice Merleau-Ponty y su futuro compañero de vida, Jean-Paul Sartre.

A la edad de 21 años, de Beauvoir se convirtió en la novena mujer y la persona más joven en recibir un título en filosofía, e incluso obtuvo el segundo lugar en el examen final, únicamente por detrás de Sartre, de 24 años.

Los métodos y enfoques filosóficos de De Beauvoir son notables por su diversidad, pero todos se centran en nociones existenciales de libertad y cómo las construcciones sociales limitan esa libertad.

Desarrolló una ética existencialista como filósofa que condenaba la identificación con abstracciones específicas a expensas de la libertad y responsabilidad individual. Como feminista, emplea la misma filosofía existencialista para demostrar cómo la aceptación pasiva de los roles sociales por parte de las mujeres las mantiene oprimidas.

Según Beauvoir, una vez que se han levantado las opresiones físicas más severas, nuestros mayores opresores pasamos a ser nosotros mismos. El miedo es la fuente principal de nuestra opresión. Tenemos miedo de desafiar las historias que nos contamos a nosotros mismos porque eso es todo lo que hemos conocido. 

Según De Beauvoir, ser humano significa ser libre. Y ser libre significa poder tomar nuestras propias decisiones. No podemos ser libres hasta que dejemos de vernos como uno más del montón. Para romper ese ciclo, debemos examinar las historias que nos contamos a nosotros mismos, las historias que usamos para dirigir nuestras vidas y trazar nuestro propio camino.

De Beauvoir murió el 14 de abril de 1986.

En su libro La ética de la ambigüedad, o Para una moral de la ambigüedad, Simone de Beauvoir nos presenta una descripción concisa del pensamiento existencialista, así como un examen exhaustivo de sus ramificaciones éticas en el mundo real. Este libro explora el concepto de libertad, libre albedrío, y lo que significa ser humano.

Algunas de las obras y libros más conocidos de Simone de Beauvoir son:

Novelas de Simone de Beauvoir

  • La invitada 
  • La sangre de los otros
  • Todos los hombres son mortales 
  • Los mandarines (ganadora del Premio Goncourt)
  • Las bellas imágenes 
  • La mujer rota 
  • Cuando predomina lo espiritual 
  • Malentendido en Moscú 
  • Las inseparables 

Ensayos de Simone de Beauvoir

  • Para qué la acción 
  • Para una moral de la ambigüedad 
  • El existencialismo y la sabiduría popular 
  • El segundo sexo 
  • El pensamiento político de la derecha 
  • El marqués de Sade 
  • Jean-Paul Sartre vs. Merleau-Ponty 
  • La larga marcha. Ensayo sobre China 
  • La vejez

¿Qué significa  ser un ser humano? 

¿Somos animales guiados por nuestros instintos? ¿Somos individuos racionales y egoístas o seres sociales definidos por comunidades más grandes? No hay una respuesta simple a la pregunta de qué significa ser humano, la existencia humana es ambigua. 

Los filósofos han notado a lo largo de la historia que las percepciones que tenemos de “nuestro yo”, y el mundo que nos rodea, son inconsistentes y parecen cambiar con el tiempo. La mayoría de estos pensadores resuelven la incoherencia reduciendo la humanidad a una sola entidad: los científicos humanistas y conductistas redujeron la humanidad a un animal racional, mientras que los teólogos de la mayoría de religiones y platonistas redujeron la humanidad a un alma inmortal. 

Aunque cada intento de llegar a una definición única captura algún aspecto de la naturaleza de la humanidad, estas respuestas simples obvian gran parte de la complejidad del ser humano y por lo tanto mientras explican ciertos elementos, dejan de lado otros que pueden ser igual de importantes. 

El existencialismo, que defiende Simone de Beauvoir, aborda la cuestión de la existencia humana de una forma única. Los existencialistas aceptan que la naturaleza de lo que significa ser humano es ambigua al negarse a reducir la humanidad a un único elemento, e intentar abarcar más de lo que significa. 

En lugar de forzar a los humanos a una identidad rígida, los existencialistas argumentan que los humanos no tienen una identidad fija. Nuestra percepción de quien somos y el significado que damos a nuestras vidas siempre están cambiando. Un día podemos creer que lo más importante es escalar posiciones en una empresa, y al día siguiente podemos preocuparnos por nuestro legado y el impacto que tenemos sobre el mundo.

Somos empleados de nuestra empresa en un momento y ciudadanos del mundo al siguiente. Esta idea es la base del existencialismo. Esta idea contrasta bastante con el punto de vista objetivista que defiende que nuestra esencia se mantiene sin cambios sin importar las circunstancias. 

Y quizá lo que realmente quiere transmitir Simone de Beauvoir con esto es el sentimiento de libertad asociado. No tener una identidad fija, en principio, implica que nunca estamos restringidos a una sola forma de ser. Implica que tenemos la capacidad de cambiar. Podemos transformarnos en cualquier ser que queramos ser al establecer metas y trabajar para alcanzarlas.

Simone de Beauvoir, y la ética del existencialismo

La base del existencialismo esta en una de las ideas del filósofo griego, Heráclito, su idea de que tanto nosotros como el mundo estamos en cambio constantemente. Y los existencialistas lo llevan un paso más allá, y lo aplican al campo del desarrollo personal y crecimiento personal, nuestra capacidad de cambiar constantemente significa que podemos mejorar con el tiempo, pero, ¿qué deberíamos hacer diferente? ¿Qué metas debemos establecer para vivir una vida feliz? 

Si observamos las doctrinas religiosas o filosóficas más populares a lo largo de la historia, encontraremos respuestas como que dedicar nuestra vida a los demás, característica del sermón del monte, mientras que un hedonista podría aconsejarnos que aumentemos nuestro placer. Independientemente de sus diferencias, todas las doctrinas morales comparten el objetivo de reducir la complejidad de la vida humana a un modelo ya elaborado de reglas y valores que se pueden aplicar a cualquier situación. 

Esto tiene el problema de que alienta a las personas a no pensar por sí mismas. Como resultado, pueden incitar a la gente a cometer actos atroces en nombre de la moralidad, como hicieron los jóvenes nazis cuando aceptaron la doctrina del partido al pie de la letra. 

El existencialismo en cambio, enfatiza la libertad personal para elegir nuestra propia vida y valores. En lugar de intentar negar la complejidad de las situaciones en las que nos encontramos, como hacen ciertas doctrinas morales, los existencialistas nos piden que confrontemos la complejidad de frente. 

En lugar de prescribir reglas específicas, los existencialistas argumentan que lo mejor que podemos hacer es tratar cada situación como única y pensar antes de actuar.

¿Cuáles son los niveles de libertad según Simone de Beauvoir?

De niños, nos dan visiones del mundo y códigos morales que aceptamos al pie de la letra, sin pensar demasiado, porque vienen de nuestros padres y profesores. Sin embargo, a medida que envejecemos, descubrimos que nuestros padres no son infalibles, que lo que nos dijeron no es infalible y que los valores que nos enseñaron no son inmutables, y que muchas veces ellos mismos los heredaron de sus padres y abuelos. 

Según Simone de Beauvoir el proceso de enfrentarnos a estas ideas que nos inculcan de pequeños e intentar adaptarlas a nuestra vida, o crear nuevas, se da en una serie de etapas. Beauvoir defiende que cuanto más maduramos, más conscientes de nuestra libertad nos volvemos. Sin embargo, muchas personas nunca maduran por completo y muchos de nosotros no estamos donde podríamos estar, porque nos aferramos a ideas que nos inculcaron durante nuestra infancia y tenemos demasiado miedo para dejarlas y buscar lo que realmente queremos. 

La primera categoría que menciona Beauvoir es la del “sub-hombre” es la primera etapa por la que pasamos, y en la que nos encontramos durante nuestra infancia. El sub-hombre evita tomar cualquier acción significativa en la vida, ya sea por pereza, indiferencia o falta de imaginación. No se da cuenta de que es libre, y no lo aprovecha. Al perder su libertad no solo pierde la posibilidad de llegar a ser lo podría haber soñado, sino que además va perdiendo su energía con el tiempo, a medida que se va dando cuenta de lo pequeña que es su jaula y el miedo que tiene a salir de ella. 

La siguiente etapa según Beauvoir es la del “hombre serio”, categoría en la que cae mucha gente. En esta etapa somos más conscientes de nuestra libertad, nos esforzamos por mejorar nuestra situación tomando las medidas necesarias. Pero en esta etapa seguimos sin reconocer la naturaleza subjetiva de nuestro código moral, y seguimos atados en gran parte por lo que nos mantenía durante nuestra infancia. Podría decirse que en esta etapa seguimos siendo lo que Nietzsche llamaba ovejas. 

Después de esta etapa podemos llegar a varias según como enfoquemos nuestra vida, y nuestras circunstancias después de hacer el cambio. Una de las etapas que menciona Simone, es la del nihilista, que reconoce la naturaleza subjetiva de los valores humanos. Su creencia de que los valores subjetivos no son valores reales, en cambio le lleva a creer que todos los proyectos humanos son, en esencia, arbitrarios y sin valor. Su nihilismo refleja esta inutilidad al negarse a usar su libertad de forma productiva. 

Otra de las etapas es la del aventurero, que demuestra una perspectiva más sana que el nihilista, al aceptar que aunque es cierto que los valores son muchas veces arbitrarios y pueden cambiar, esto no significa que no puedan tener utilidad. El aventurero ve esto como una libertad positiva y una oportunidad para vivir su propia vida. El explorador intrépido se involucra con entusiasmo en una variedad de proyectos iniciados por sí mismo.

En esta etapa encontramos la fuerza para seguir adelante y dirigimos nuestros esfuerzos hacia metas que nos llenan y cumplen con quien queremos ser, en lugar de con quien nos dijeron que deberíamos ser. Esta etapa también se caracteriza por entender la importancia que tienen otras personas para nuestra vida. Beauvoir defiende que no podemos esperar ser libres si todo lo que hacemos en el mundo es actuar de forma egoísta. Nuestra cultura, los medios para llevar a cabo nuestros proyectos e incluso nuestra supervivencia dependen de la libertad de quienes nos rodean. Como resultado, el aventurero se convierte en una persona  libre cuando combina su alegría por la vida con la preocupación por los demás.

Citas de Simone de Beauvoir

“Una mujer no nace mujer, se convierte en una”.

«La sociedad sólo se preocupa por el individuo en la medida en que es rentable».

«Lo que es deseable por sí mismo y por conocerlo es más de la naturaleza de la sabiduría que lo que es deseable por sus resultados».

«Es feliz quien vive de acuerdo con la virtud completa y está adecuadamente dotado de bienes externos, no por un breve período sino por el resto de su vida».

«La felicidad, por lo tanto, no reside en la diversión; de hecho, sería extraño que el fin fuera la diversión, y uno se preocupara y sufriera penalidades toda la vida para divertirse».

“Pocas tareas se asemejan más a la tortura de Sísifo que las tareas del hogar, con su interminable repetición: lo limpio se ensucia, lo sucio se limpia, día tras día”. El ama de casa se agota marcando el tiempo: no crea nada y simplemente mantiene el presente… Comiendo, durmiendo, limpiando, los años ya no ascienden al cielo, sino que están por delante, grises e idénticos. «La lucha contra el polvo y la suciedad nunca termina».

“Toda opresión lleva a la guerra, y esta no es la excepción”.

«La vida de uno tiene valor siempre que valore la vida de los demás a través del amor, la amistad y la compasión».

«La homosexualidad, en sí misma, es tan limitante como la heterosexualidad: el ideal debería ser ser capaz de amar a una mujer o a un hombre; o bien, a un ser humano, sin miedo, sin restricciones ni obligaciones».

“El día en que la mujer sea capaz de amar no en su debilidad sino en su fuerza, no para escapar de sí misma sino para encontrarse a sí misma, no para humillarse sino para afirmarse, ese día el amor se convertirá en fuente de vida. para ella, como lo es para el hombre». Mientras tanto, el amor, en su forma más conmovedora, representa la maldición que cae pesadamente sobre la mujer confinada en el universo femenino, mujer mutilada, insuficiente en sí misma”.

“Todos somos responsables de todo y de cada ser humano”.

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